El accidente de Christopher Reeve en mayo de 1995 dejó en shock a millones de personas en todo el planeta. Superman, el hombre de acero, se acababa de caer de un caballo y se temía por su vida. Después de varios días de incertidumbre, los médicos pudieron salvar la vida de Reeve, pero el actor quedó inmovilizado de cuello para abajo, incapaz de respirar siquiera por sí mismo.
El documental 'Super/Man: La historia de Christopher Reeve', que se estrenó en cines en octubre de 2024 (tras su paso por el Festival de Sitges) coincidiendo con el 20 aniversario de la muerte del actor, recuerda esos angustiosos momentos, pero también la exitosa carrera y el legado personal y humano de una persona que pasó de ser un héroe en la gran pantalla a serlo en la vida real. Según cuenta el propio Reeve en imágenes de archivo, hubo dos momentos que le salvaron la vida en el hospital y le animaron a seguir luchando. El primero, cuando su mujer Dana Reeve le dijo: "Respetaré tu decisión, pero pase lo que pase quiero que sepas que sigues siendo tú y que te sigo queriendo". La segunda, una broma de su mejor amigo, con el que compartió cuarto mientras estudiaba en la escuela de cine y teatro: Robin Williams.
"Le hice creer que era un proctólogo ruso", cuenta Williams en una antigua entrevista de televisión recuperada para el documental. "Me dejaron una bata, guantes, una mascarilla para taparme la cara... de todo. Y entré y le dije con acento ruso: 'hola, soy el proctólogo y vengo a examinar tus órganos internos'". Williams contaba que le levantó la ropa y dijo, refiriéndose a sus genitales: "Madre mía, ¿y esta cosa?" Entonces Reeve reconoció sus ojos y se pusieron a reír a carcajadas. "Por primera vez desde el accidente, me reí", admite Reeve. "Mi viejo amigo me había ayudado a saber que, de algún modo, todo iba a salir bien."
Christopher Reeve y Robin Williams se consideraban casi hermanos. Williams y su mujer compraron la furgoneta en la que Reeve viajó para su histórica aparición en los Premios Oscar de 1996, y cada año contrataban un chef para celebrar con una fiesta el aniversario del accidente. "Hablábamos todo el rato. Hablábamos de todo, pero nunca de la silla de ruedas o de mi discapacidad", afirmaba Reeve.
Tras la muerte del actor que encarnó hasta en 4 ocasiones a Clark Kent en el cine, el discurso de Williams en su funeral, justo hace 20 años, fue totalmente desgarrador: "Que el vuelo de los ángeles canten en tu descanso, dulce príncipe", recitó, sin poder contener las lágrimas, citando a Hamlet. El fallecimiento de su amigo, de su hermano, fue un mazazo tan importante para Williams que Glenn Close, cercana a ambos, no duda en afirmar que "Si Christopher Reeve no hubiera muerto, Robin Williams seguiría vivo."
A pesar de que la tragedia se cebó con la familia Reeve (La mujer del actor falleció apenas un año después), los hijos del actor continúan la labor de sus padres en la Fundación Christopher y Dana Reeve. Matthew (44), Alexandra (40) y William (31) siguen peleando para que se reconozcan los derechos de centenares de miles de personas en EEUU, para que se visibilice su lucha constante y para que mejoren sus condiciones de vida. Siguen siendo héroes, igual que su padre.